En toda relación entre dentista-paciente existe una serie de procesos a la que apenas damos importancia y que es fundamental para que nazca una relación duradera y sostenible. En la gran mayoría de los casos estos procesos están estrechamente relacionados con la satisfacción de nuestros pacientes.
Si no nos preocupamos por gestionar adecuadamente estos procesos, y los dejamos al azar, existe un alto RIESGO que no nos podemos permitir actualmente y que puede ser muy costoso para tu clínica dental. Los efectos que puede tener una mala gestión de clínica son peligrosos y hoy os los relatamos.
Consecuencias de una mala gestión de clínica dental
En el trato entre el dentista y el paciente, los procesos emocionales tienen una relevancia máxima por dos motivos principales:
- Las emociones condicionan en gran medida la satisfacción y los resultados que obtiene el paciente en su salud.
- Evitar o ignorar las emociones de los pacientes por completo puede tener consecuencias desastrosas para tu clínica dental (cambio de dentista, mala reputación, ausentismo a las citas programadas, quejas, etc.) y eso supone un incremento de los costes.
El paciente llega a la consulta con un grado de emocionalidad que irá variando dependiendo de muchos factores:
- Motivo por el cual asiste.
- Expectativas respecto a su salud (miedo, inquietud, ansiedad, tristeza…).
- Expectativas sobre el profesional que lo va a atender.
- Influencias externas (familia, amigos, contextos social y laboral…).
- Influencia de la atención recibida en clínica hasta llegar al encuentro con el odontólogo.
Por otro lado, el dentista llega a la consulta con una emocionalidad que depende de los siguientes factores:
- Control de su propio estado de ánimo.
- Ambiente de la clínica y de sus colaboradores cercanos.
- Cómo haya procesado las emociones en la consulta anterior.
- Manejo de sus circunstancias personales y laborales.
- Expectativas propias respecto de los pacientes en general.
Ya en el interior de la consulta, se produce entre ambos el “subproceso emocional” además de otros subprocesos que se dan forma simultánea:
- Procesos físicos (saludos, examen físico, si se tocan las manos o no…).
- Comunicacionales (verbales y no verbales).
- Mentales (lo que están pensando).
El responsable de los resultados emocionales es el dentista, y estos resultados no dependen de sus conocimientos técnicos como profesional, sino de su habilidad para manejar sus propias emociones, para comunicarse con el paciente, establecer empatía con éste y poder influir en sus emociones.
Para finalizar, damos dos buenas noticias a las clínicas dentales:
- Actualmente es posible realizar mediciones concretas para evaluar su situación actual en estos aspectos, así como también los resultados de las intervenciones realizadas.
- Se puede intervenir en estos procesos en forma coste-beneficio, brindando a los profesionales las técnicas y herramientas adecuadas para apoyar su desempeño. También es importante ampliar los Procesos de Apoyo a la Gestión Clínica, para lograr una mayor eficiencia y calidad en la prestación del servicio y, al mismo tiempo, mejorar el bienestar de los profesionales en el desarrollo de sus tareas asistenciales.
A modo de conclusión podemos resaltar la importancia de los Procesos y la Gestión de una clínica dental, ya que permite dar un salto extraordinario en la calidad del servicio que se brinda. Esto representa un factor clave y diferenciador en el sector dental por clínicas orientadas hacia la excelencia.
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